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Editorial

El mundo mira a Venezuela

Editorial PUBLICADO el Domingo 7 de octubre, 2012
La República Digital

No caben dudas de que la jornada cívica que vive hoy el pueblo venezolano reviste una importancia que trasciende al país caribeño.

El mundo entero estará pendiente de los resultados electorales que empezarán a conocerse a última hora de la noche de hoy en Uruguay. Para América Latina, lo que decida hoy el electorado venezolano no será indiferente, pues de ello depende en buena medida la consolidación de un proceso de integración regional o la frustración del proyecto de construcción de la Patria Grande latinoamericana.

En efecto, hoy se confrontan en las urnas, dos modelos, dos proyectos de país, dos visiones del mundo. Henrique Capriles encarna la esperanza de las clases dominantes, las dueñas del poder económico y de los medios de comunicación, de ver derrotado a su enemigo y de asumir nuevamente las riendas del Estado para, desde allí, proceder a una restauración conservadora que barra con la enorme obra llevada a cabo por el socialismo bolivariano.

Su oponente, el actual presidente Hugo Chávez, va por una nueva reelección. Pero más importante que ese detalle formal, es lo que representa Chávez: los intereses del pueblo llano. Su reelección implica la continuidad del proceso de consolidación del socialismo del siglo XXI, la profundización de las reformas sociales que permitieron rescatar de la miseria a millones de compatriotas y dignificarlos como seres humanos.

He ahí los dos modelos enfrentados.

Desde que en 1999 el coronel Hugo Chávez asumió el gobierno como resultado de elecciones libérrimas, la aristocracia mantuana no pudo soportar ver a un mulato en el Palacio de Miraflores. Es así que Chávez y su proyecto bolivariano fueron objeto de furibundos ataques de parte de los que vieron amenazados sus groseros privilegios.

Creemos del caso reiterar quién es Capriles, el rival de Chávez. Henrique Capriles proviene de una de las familias más ricas de Venezuela. Fue uno de los artífices del frustrado golpe de Estado de abril de 2002 que entronizó fugazmente a Carmona en Miraflores. Participó, asimismo, junto a un grupo de putschistas en el asalto a la embajada de Cuba en Caracas. Fue cofundador y activo militante de la rama venezolana de la organización ultraconservadora Tradición, Familia y Propiedad, y cuenta con el nada desdeñable apoyo de los medios de comunicación privados.

El gobierno bolivariano, en cambio, pudo reducir a la mitad la tasa de mortalidad infantil, rebajar en un triple la pobreza, erradicar el analfabetismo, multiplicar por cinco el número de maestros de las escuelas públicas, multiplicar la construcción de viviendas y elevar el salario mínimo a una cifra que coloca a Venezuela al tope en América Latina.

Los venezolanos deberán optar hoy entre pueblo y oligarquía.

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