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Editorial

El combate contra la violencia doméstica

Editorial PUBLICADO el Domingo 21 de octubre, 2012
La República Digital

Se ha informado ayer de la iniciativa de una fiscal en el sentido de incorporar al Código Penal la figura de “feminicidio”, que comprendería los casos de violencia doméstica, especialmente aquellos de violencia extrema contra la mujer por cuestiones de género.

Casi todos los días la prensa informa de algún caso de violencia doméstica en el cual las víctimas suelen ser, en una mayoría aplastante, las personas más vulnerables y más frágiles: las mujeres y los menores; y los victimarios, hombres.

Según informes recientes del Observatorio Nacional sobre Violencia y Criminalidad del Ministerio del Interior, la Policía recibe una denuncia de violencia doméstica cada 34 minutos, lo que ubica a este delito en el segundo lugar detrás del hurto.

Durante el año pasado, se han radicado alrededor de 12 mil denuncias contra cinco mil en 2005, lo que significa un incremento de 130 por ciento. Esto se debe en gran medida a que desde el gobierno se empezó a aplicar una política proactiva contra la violencia doméstica, estimulando la denuncia al brindar garantías a las víctimas.

Asimismo, del total de mujeres asesinadas, casi un 70 por ciento de ellas lo fue a manos de su pareja o ex pareja.

A pesar de los avances innegables en la legislación sobre el delicado asunto, hay aún ciertas lagunas que la tornan ineficiente para prevenir o evitar las muertes por violencia doméstica. Todavía no sabemos la eficacia de la “pulsera”, recientemente adoptada, y prevista para detectar al individuo a quien se le ha prohibido aproximarse a la mujer denunciante. Probablemente con esta herramienta tecnológica se logrará evitar la desobediencia contumaz de los maridos golpeadores que suelen obviar la prohibición y terminan por materializar sus amenazas.

En el libro ‘Crimen pasional: con el corazón en tinieblas’, la experta colombiana Myriam Jimeno elabora un alegato muy bien fundado contra la percepción que la sociedad tiene de los femicidios cometidos por el varón vinculado a la víctima. La expresión ‘crimen pasional’ o ‘drama pasional’ –recurrente en las noticias policiales – deja entrever que el asesinato de una mujer a manos de su pareja (o ex pareja) se debe a un arrebato súbito e incontrolable del victimario, obnubilado por los celos o incapaz de soportar el hecho de haber sido abandonado. Tal circunstancia denota la fuerte impronta machista que aún prevalece en nuestra sociedad, y lo peor es que actúa como justificativo o, por lo menos, como atenuante del comportamiento violento del varón.

Cargamos con una pesada mochila de machismo y de misoginia propia de la mentalidad tanguera, y sin llegar a los extremos grotescos de algunas letras de tango, la gente común tiende a ser indulgente con alguien que actuó “cegado por los celos”. Sin embargo, a poco que se analice el asunto, se advierte que ningún “crimen pasional” se debe a un arranque inesperado o al descubrimiento súbito de una infidelidad conyugal. Antes bien, por el contrario, detrás de cada femicidio hay una historia de violencia sorda o manifiesta; suele haber, incluso, antecedentes de castigos y amenazas.

Ojalá la propuesta de la doctora Mónica Castro signifique otro avance para desterrar definitivamente la violencia doméstica.

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