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Editorial

América Latina y la crisis mundial

Editorial PUBLICADO el Domingo 14 de octubre, 2012
La República Digital

A pesar de los innegables avances en materia de justicia social debidos a la gestión de los gobiernos progresistas, América Latina sigue siendo una región de desigualdades irritantes.

El economista argentino Bernardo Kliksberg llama la atención sobre el hecho de que los impactos humanos de la crisis en América Latina no son tenidos en cuenta en el fárrago de informaciones que ponen el acento en las consecuencias financieras y macroeconómicas de la crisis, “sin dar la atención que correspondía a sus efectos sobre la gente, en definitiva objetivo fundamental de la economía”. Esto es algo que suelen olvidar los tecnócratas y los economistas afiliados a la ortodoxia neoliberal, para los cuales la economía se reduce a cifras y porcentajes y los padecimientos que sufren los hombres, mujeres y niños son llamados eufemísticamente “costos sociales inevitables del crecimiento”.

La pérdida de puestos de trabajo y la consiguiente desocupación no desvela a los economistas que solo miran los indicadores macroeconómicos; Kliksberg reflexiona al respecto: “Si la meta básica de la economía -generar trabajos decentes para todos- no se cumple, en realidad lo que no funciona es lo más importante de todo”.

Algunos datos son elocuentes. En 2010 el número de pobres en América Latina pasó de 180 millones en 2009 a 189 millones; los indigentes, por su parte (aquellos cuyos ingresos no alcanzan para comprar el mínimo de alimentos necesarios) pasaron de 71 a 76 millones. Kliksberg denuncia la paradoja que significa que esa cifra aterradora de pobres e indigentes (34,1% y 13,7% respectivamente) se da en uno de los continentes potencialmente más ricos de la Tierra, “bendecido por la Divinidad, con reservas enormes de materias primas estratégicas, posibilidades excepcionales de producción de alimentos, un tercio de las aguas limpias de todo el orbe, múltiples fuentes de energía baratas, una excelente ubicación geoeconómica y un gran potencial turístico”.

La paradoja resulta insultante: América Latina produce alimentos como para satisfacer a una población tres veces mayor que la actual, y sin embargo el 16% de los niños sufre desnutrición crónica. “El tema de los alimentos -dice Kliksberg- no es en América Latina un tema de producción sino centralmente de acceso a ellos”.

La causa central de esta realidad desgarradora debe buscarse en las terribles desigualdades en América Latina, desigualdades que se potenciaron por la crisis de 2009 cuyos efectos se hacen sentir aún hoy.

De lo analizado anteriormente, Kliksberg concluye que “la cri-sis mun-dial no ha pa-sa-do ‘por arri-ba’ de la po-bla-ción en Amé-ri-ca La-ti-na. A tra-vés de es-tos y otros im-pac-tos, ha agu-di-za-do las im-por-tan-tes bre-chas sociales pre-vias. Ur-ge po-ner-los en el cen-tro de las prio-ri-da-des, y re-do-blar la acción”.

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