Le sobró tiempo al partido

Nacional salió a matar al rival desde el pitazo inicial pretendiendo avasallarlo y sin darle respiro, cuando los arachanes quisieron acomodarse en el partido ya tenían uno en contra.

Demasiado para las pretensiones de un equipo que perdió muchos jugadores para esta temporada y que además arrancó con derrota en el torneo, en su propia casa, allá mismo donde en la temporada pasada aplastó al tricolor en una tarde soñada.

Pero estos eran otros “López” como dice el viejo refrán, y en terreno montevideano. Además el dueño de casa tenía ayer a un Recoba inspiradísimo, que cada vez que tocaba el balón era una sutileza y un elogio para el buen fútbol. Precisamente el “Chino” habilitó a Bueno, este metió el pelotazo y en el rebote de Campaña tocó a Luna para que metiera el “coco” y mandara el balón abajo para poner a gritar a la parcialidad cuando el minutero daba las primeras cinco vueltas.

Nacional siguió igual, tocando, teniendo al “Chino” como eje de todos los ataques, con Luna imparable por derecha y con el circuito de fútbol que Nacional le daba buscando variantes, con Bueno por izquierda rompiendo a la defensa con su velocidad. Fueron minutos a toda orquesta con un maestro que movía y movía la varita mágica. Otro toque a la derecha, Núñez que le prende duro, la pelota rebota en el travesaño y Medina de atropellada mete el segundo para delirio de los tricolores, que no creían en “brujas” ni en fantasmas arachanes. Era un lapidario 2 a 0 en apenas 20 minutos que alentaba la goleada. Es lo que todos esperaban. Pero Nacional no es Barcelona, que hace tres y quiere seis. Sacó el pie del acelerador, dejó recuperarse a Cerro Largo y los arachanes de a poco y con algo de pasividad de la defensa tricolor se arrimaron al arco de Bava, tanto que antes del descanso erraron dos goles imposibles, uno Peralta pegándole al cuerpo del arquero y otro de Neves, sin confianza para anotar.

El complemento estuvo de más, porque Nacional definitivamente dejó que el tiempo pasara, jugó tranquilo y ni siquiera Peralta ni Bargueño, pudieron vencer a Bava en donde era más fácil anotar que errarlo. Recién después de veintitantos minutos, ya cuando la tribuna “pedía un poco más de huevo…” aparecieron algunas jugadas, que sacudieron un poco la modorra. Estuvo cerca del tres a cero, pero el tiempo escapó sin mayores novedades y cayó el telón con una victoria justificada y muy clara.