tiempos modernos

Finanzas adolescentes

Avanzamos a pasos agigantados. Ya casi estamos en el primer mundo. No lo digo solamente por el espectacular crecimiento económico o por la venta de automóviles cero kilómetro, sino porque, además, nos estamos rejuveneciendo; quiero decir que estamos satisfaciendo un viejo reclamo: el de dar más espacio a los jóvenes.

Sí, amigo lector, paralelamente a las acciones desarrolladas por el Mides para reinsertar a los ni-ni, el Banco República (el BROU, el banco-país) acaba de lanzar al mercado un nuevo producto financiero: “Por mi cuenta” (escrito con una equis en lugar de ‘por’, como para ponerse a tono con los códigos juveniles), una caja de ahorro pensada para adolescentes de entre 14 y 17 años.

¡Bravo! Esto viene a llenar una necesidad primordial. A partir de ahora, los chicos serán responsables de manejar y administrar su dinero, sin que sus padres se inmiscuyan en las decisiones financieras que adopten sus hijos. “Los jóvenes de entre 14 y 17 años pueden operar por sí solos (sin la presencia de sus representantes legales)”, según se lee en el sitio web correspondiente. Asimismo, los gurises tendrán su tarjeta RedBrou que les permitirá “comprar en comercios adheridos a la red Maestro, así como retiros en cajeros automáticos”, entre otros beneficios como, por ejemplo, la posibilidad de apertura de depósitos a plazo fijo en pesos y en unidades indexadas.

Con esto, los ni-ni podrán comprar la dosis necesaria de pasta base sin andar cargoseando a sus padres; y los menores infractores tendrán dónde depositar el producto de sus actividades delictivas… ¡Albricias!

Supongo que a esta altura el lector ya habrá advertido el componente amargamente irónico de esta nota. Es que, francamente, no puedo creer lo que veo y oigo en la radio y la televisión cuando se emiten cortos publicitarios para la promoción del nuevo producto financiero. Se me dirá que hay una infinidad de productos destinados a ser consumidos solo por las clases pudientes; y es cierto. Pero ninguno tan groseramente discriminatorio como este “X mi cuenta”.

Como para que los bacancitos de hoy, futuros bacanes consumados, vayan familiarizándose con la noble actividad financiera, actividad que les permitirá mantener la sartén bien agarrada por el mango.