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“Estamos destrozados, en estos momentos nada puede con el sufrimiento”

Herman fue con dos de sus hijos a resguardar una máquina de vialidad de la Intendencia de San José. El destino les deparó la muerte. La esposa miraba el accidente por televisión sin saber que se trataba de su familia.

Gustavo Trinidad PUBLICADO el Viernes 21 de septiembre, 2012

Sobre las 15 horas del miércoles sonó el teléfono de Herman. Era para avisarle que la máquina de vialidad de la Intendencia que manejaba había quedado poco resguardada ante el temporal que se desataba en Uruguay. Herman trabajaba con las máquinas de vialidad hacía más de 20 años en la comuna maragata y normalmente lo hacía en caminos vecinales de campo adentro. Decidió ir con dos de sus tres hijos, Dylan de 10 años, y Kevin de 13. También invitó a su señora para ir, pero esta no quiso porque el tercer hijo del matrimonio, el mayor, estaba dando un examen en el liceo y prefirió quedarse a esperarlo.

Pasadas las 17 horas la mujer recibió un llamado de la Jefatura de San José. Le preguntaron si un auto Renault 18 de color blanco era de ella, ya que estaba a nombre de la mujer. Dijo que sí y le pidieron que fuera hasta el arroyo San Gregorio, en Colonia Damón, a 5 kilómetros de la ruta 1, cerca del cruce con ruta 3.

En ese momento tomó conciencia de la tragedia que caía sobre ella. Como cruel paradoja la mujer estaba mirando por televisión que un auto se había caído en ese lugar, pero ni soñaba que se trataba del que iban su marido y sus hijos. “Fue en ese momento que ella les dijo que no iba solo un niño sino dos”, contó a LA REPÚBLICA, Juan, un familiar de la mujer. Kevin aún es buscado en las aguas del arroyo y toda la cuadrilla que trabajaba con Herman ayer fue a colaborar en la dramática búsqueda del niño. Herman Schlueb Zerpa de 48 años y sus dos hijos; Dylan Schlueb Pianzzola, de 13 años y Kevin, de 10, habían sido arrastrados por las aguas del arroyo desde un pequeño puente que no tiene barandas.

Un tractor sacó el auto de las aguas. En el asiento trasero, ya sin vida, encontraron a Herman y Dylan. Estaban abrazados, posiblemente porque el padre quiso sacar al hijo que viajaba atrás y quedaron atrapados. El parabrisas estaba roto y se piensa que Kevin pudo haber salido por ahí llevado por el cauce del arroyo. El dolor es indecible para la familia. “Estamos destrozados, ella está contenida por sus hermanos, pero en estos momentos nada puede con el sufrimiento”, apuntó Juan.

A Herman le decían “Schumacher”. “Le pusimos ese apodo porque él tenía un apellido medio alemán y como trabaja manejando máquinas y era rápido para el trabajo le habíamos puesto así. Era una persona muy querida. Muy querida. Incluso en el campo donde trabajaba muy seguido, tenía muchos amigos”, dijo a LA REPÚBLICA, Gustavo Bares, que fue jefe de Herman en la comuna maragata. Ayer a la caída del sol se suspendió la búsqueda que continuará hoy con personal de Bomberos, la intendencia y el Ejército. Prácticamente no hay esperanzas de hallar a Kevin con vida y se cree que el cuerpo puede estar bastante lejos de donde fue hallado el auto, dado las fuertes corrientes que ocasionó la lluvia de las últimas horas. Tormenta que la familia Schlueb recordará para siempre con la mezcla de dolor y absurdo que tiene toda tragedia.

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