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tiempos modernos

Dejad que los argentinos vengan a mí

Irene Quake PUBLICADO el Sábado 8 de septiembre, 2012
La República Digital

- Hay que pensar algo para que vengan los argentinos.

- ¿Bajar los precios?

- ¡No diga pavadas!

- ¿Y usted qué estaba pensando?

- Yo no estaba pensando, dije que había que.

- Los empresarios propusieron rifar un palo verde y medio.

- Sí, van a venir muchos, pero ojo, cruzan el puente, sellan y se vuelven.

- Y Benjamín Liberoff, el director de Turismo, estudia eliminarles el IVA a las compras con tarjeta.

- Yo, argentina.

- Podría andar, es más o menos el 17% de impuesto.

- ¿Y antes, cómo era? Ya hubo sequía cuando Perón no dejaba venir a los argentinos. Pero el turismo era mucho menos que ahora.

- Antes los comechingones venían cuando querían, pero había que remar y remar para veranear en Punta del Este.

- No había López Mena.

- Nada. Eso sí: los mejillones frescos no tenían marea roja ni ninguna contaminación. El dulce de Butiá era barato y abundante; había kiwi; tucutucus, miel de azahar, carne premium. Mi madre siempre decía que la carne de los mataderos del Este era más rica y se lo atribuía al yodo marino. Los alimentos de antes de la conquista eran más gustosos, no hay vuelta.

- Usted se debe acordar.

- Pare la pavada. Estamos hablando en serio. Si la cosa está para bajar el IVA, Pablo Ferreri, el de la DGI no debe estar muy contento.

- Sí, para qué va a hacer operativos a boliches fantasmas de la costa, si no recaudan.

- ¿Y si en vez de bajar impuestos ponemos?

- Puede ser. Un impuesto a las viviendas desocupadas en verano.

- Siempre del 17%.

- Para no abusar.

- O les decimos que si no vienen les vamos a meter brasileros adentro.

- Brasileños.

- Eso, y van a dejar la mesada llena de cáscaras de banana, y chorreada de jugo de coco.

- Con caipirinha. Están de vacaciones.

- Y van a dejar las televisiones clavadas en los programas de monjes gritones.

- La otra sería chillar, jugar fuerte, pincharles los barcos en el canal; cosas así.

- Sí, pero no. Estamos como el jugador argentino, uno retirado que el otro día vi en televisión, no pude saber quién era, que parece que era medio calderita de lata y ahora está juicioso. Le explicó al periodista que “el psiquiatra me extirpó la furia”.

- A la altura del cuello.

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