editorial

Carta abierta a la diputada Marta Montaner

Aclaro que no la conozco. Pero debo remitirme como blanco a usted, por declaración de don Pedro Bordaberry en TV, nominándola como titular colorada, en tratativas con blancos para lograr un lema accidental de fusión para las próximas elecciones departamentales, por ahora.

Señora diputada: admito que su esfuerzo, desde su punto de vista colorado, es loable y meritorio. ¡Hoy no los votan “ni los perros”, y se quieren juntar con los odiados blancos, y así salvar el pellejo…a costa nuestra.

Vamos por partes. Lo suyo es imposible. Después de 170 años de odios y persecuciones, crímenes, genocidios, postergaciones y demás “perlas”, de repente les brota un sarampión de afectos mimosos y tiernos por los blancos. “Es mil veces preferible el peor de los colorados al mejor de los blancos” dijo don Pepe Batlle. El crimen de la heroica Paysandú, los fusilamientos de la Florida blanca por Venancio “añamembuy”. El asesinato de Labandeira, al querer proteger con su cuerpo la urna que los asesinos colorados Pancho Belén y de Tezanos iban a violar. El asesinato del presidente Berro; o las consignas ¡Herrera a la cárcel y quemar “El Debate”! “¡Wilson comunista”! Todos  triunfales gritos colorados.

¿Usted se imagina al senador Larrañaga yendo a ofrendar coronas de claveles níveos a los pies del monumento del pardejón Rivera, de don Pepe Batlle, o a la tumba de Venancio Flores? Y le doy la recíproca por válida imaginándonos a su jefe el senador don Pedro Bordaberry homenajeando con una corona de claveles rojos reventones a los pies de la tumba de Wilson. Ninguna de las opciones son potables, ni imaginables.

Nada nos une, y absolutamente todo nos separa. Incluso el respeto a la Constitución y la ley de que el Partido Blanco hizo siempre gala y los colorados siempre violaron.

Nosotros los blancos no podemos rendir honores y hacer sociedades con quienes vendieron la soberanía nacional a cuanto imperio pasó por el pago. Justo los hijos del Libertador Oribe, que supieron ser enemigos irreconciliables de los imperios francés e inglés, que los bombardeaban desde la rada de Montevideo, junto con el masón de Garibaldi. ¿Se acuerda?

¿De dónde sacaron ustedes que la mera sumatoria de los dos partidos les asegura el triunfo electoral? Despacito, por favor… Podrían perder, es una posibilidad. Hay grandes sectores blancos, mayoritarios, que nada quieren saber con los colorados. ¡Le autorizo a ponerme de ejemplo! Es mil veces preferible luchar y subsistir aún en la derrota pero con dignidad, a prostituirse juntándose con el coloradismo. Somos hijos del Libertador Oribe y no del traidor al Padre Artigas, el pardejón Rivera.

Por supuesto tampoco nos gusta ni queremos al Frente; pero también es evidente que en los 40 años de vigencia el Frente no ha tenido ni tiempo para empardarlos a ustedes en crímenes, persecuciones y vejaciones.

¡Ni la ignorancia supina del Presidente ni la experiencia “satánica” de Julio María y sus salvajes colorados! ¡Es mejor solos que mal acompañados! ¡Los Blancos con los Blancos! Lo dijo Wilson.