Tensión internacional

En los medios diplomáticos se manejan con cautela distintas informaciones, sobre la hora actual de la paz en el mundo. Se puede asegurar, en este sentido, que hay una profunda preocupación sobre la evolución de la situación internacional, particularmente en relación con Siria e Irán.

El centro de la preocupación concentra su mirada en Estados Unidos, la mayor potencia mundial en plena crisis económica y financiera, que está en plena campaña electoral, donde se tensan todas las contradicciones internas y externas.

En medios diplomáticos se nos dice que Estados Unidos no soporta más el aumento del precio del petróleo y de los alimentos. Se nos dice más: Estados Unidos no soporta más el actual estado de la economía mundial, por eso desde la Casa Blanca comienza a dibujarse un horizonte de cambios, que por cierto no son en base a la convivencia en paz.

Si bien Siria e Irán están lejos de América del Sur, económicamente no están tan alejados. Porque para Estados Unidos el petróleo de Venezuela se puede volver imprescindible, en caso que se desate una fuerte confrontación con esos dos países.

Como invitado de piedra a toda esta compleja situación internacional, ha surgido el conflicto entre Ecuador y el Reino Unido, porque el país sudamericano brindó asilo político a Julian Assange, fundador de Wikileaks.

En filas progresistas de América Latina la preocupación crece, en tanto no se descarta una provocación de Londres en la embajada de Ecuador en el Reino Unido.

Uruguay, ante esta compleja situación, se ha puesto con firmeza del lado de Ecuador. Fue así que en la OEA, el canciller Luis Almagro se jugó en defensa del derecho de asilo.

Fue así que manifestó que la violación  “solamente sería concebible en una dictadura, más específicamente la uruguaya, la cual entró en el local de la embajada de Venezuela para sacar de allí a Elena Quinteros. Constituyó un atropello, un acto de impunidad que afectó a nuestro país. A pesar del corte que hemos tenido con la dictadura y la condena más absoluta que hacemos sobre ella, este acto significa, aún hoy para el Uruguay, una vergüenza”.

“Estados Unidos, Suecia, por ejemplo, salvaron gente de la persecución de nuestras dictaduras, albergándolos y consiguiéndoles salvoconductos y pasajes para el exterior.

No podemos admitir un doblez en la interpretación de esto”, agregó nuestro canciller, quien recordó: “Amenazar con entrar a una embajada: eso es uso de la fuerza”.

“La fuerza no se utilizará nunca como medio de resolver cuestiones internacionales. La norma es clara. Este es el derecho internacional. No podemos admitir otra postura en este foro”, concluyó Almagro.

Una vez más Uruguay ha hablado con dignidad en el mundo. Es que sabemos muy bien, por ejemplo, del papel que jugó México cuando abrió las puertas de su embajada durante la dictadura cívico-militar, permitiendo salvar la libertad de centenares de ciudadanos uruguayos y de otros países.

A la vez no hay que distraerse: el caso del asilo puede ser un intento de crear un conflicto con nuestros países, por la alianza Estados Unidos-Reino Unido, que por cierto viene de lejos. Es que hoy la paz se juega en distintos puntos geográficos.