tradición, ideología e identidad

Ser blanco

En los artículos anteriores expresé el “Ser blanco” a través de la tradición, ideología e identidad, como sustento de permanencia de los partidos políticos, y en concreto en el partido blanco.

Hoy intentaré encarnarlo en un blanco de pura cepa: Wilson Ferreira Aldunate; en “Nuestro compromiso con usted” podemos sentirlas y documentarlas, recorriendo todo el documento.

En Aparicio Saravia el concepto de patria y nación se fusionaba, y allí funde sus raíces el partido blanco, lo identifica como el partido de la nación, de todo el Uruguay, en términos actuales: es el valor dado por el partido blanco al interior del país, fiel de su ideología federal.

En responsabilidad de todos, nos hace esta pregunta: ¿de qué pueden valer administrados con dignidad, si la nación carece de futuro y no alienta pretensión de vida en común?. “La nación” concebida no solo como pasado y presente, sino además como futuro, y concebida como una comunidad de intereses comunes, y no como sociedad fracturada en partidos y socialmente.  Tal vez por olvidar o desconocer su pasado doloroso, sentir un presente incierto y un futuro que parece no ser posible “la nación” como en la época de Aparicio, ha sido sustituida por la partidización, está finalizando el gobierno de Pacheco Areco. Le duele el proceso de “desnacionalización para conquistar la benevolencia imperial”, como Aparicio ve la entrega al poder extranjero no importa el nombre del imperio y lo resume: “quiso llenarla con benévolos inversores y logró dejarla sitiada de usureros” a “la nación”. En otro pasaje: “Serán los ciudadanos de Uruguay y no los ciudadanos del mundo quienes deberán abrir los caminos inmediatos para reanimar el proceso nacional” y por tanto “…el campo de las posibilidades del Uruguay estará condicionado por la formación de una auténtica conciencia nacional, capacitada para animar y sostener las tareas del Estado futuro, como centro autónomo de decisiones de interés general y como intérprete representativo del propósito de vida en común que anima el pueblo oriental”.

Es el pueblo oriental a la vez sustento y referente del Estado y no el partido de gobierno.  En el capítulo: Política Internacional, establece que “los actos de la política externa de Uruguay estarán inspirados en la permanente defensa de los intereses nacionales concretos…”.

En el capítulo I de Política Internacional, su concepción, no solo es de una actualidad dolorosa, sino que nuevamente hunde sus raíces en la tradición blanca de Aparicio Saravia y su concepto de “hegemónico”,  sostiene que “el Estado oriental denunciará la integración regional satelizada en forma inmediata a las empresas multinacionales y en forma mediata a las potencias hegemónicas y administrará exclusivamente aquella integración que suponga y asegure la defensa de nuestros intereses nacionales, permitiendo la participación en los mercados zonales de aquellas industrias que se seleccionen por sus efectos dinámicos en nuestra economía, especialmente las que trabajan en tecnologías avanzadas y mano de obra calificada”.  Aparicio en carta a su hermano Chiquito le expresaba que su lucha era por algo más grande, era contra el poder hegemónico, entendiendo por tal, no solo al Partido Colorado, del gobierno, si no al poder del Imperio Británico que dominaba a través de bancos, puerto, comercio, vía férrea, al país.

En la década del 70 otros eran los imperios, que como vimos anteriormente eran “usureros” que sitiaron la nación; por eso en el punto seis establece: “ En los organismos internacionales que el país integra exigirá el reconocimiento de la igualdad jurídica de los estados rechazando toda preeminencia de países o grupos de países. La nación no es solo de los ciudadanos de Uruguay, sino que podrá exigir respeto y rechazo a toda hegemonía de otros países. El concepto de nación fusión de unidad, campo-ciudad, interior-capital no se puede desvincular de la ideología federal-republicana, y está presente en los distintos aspectos de “Nuestro Compromiso con Usted” .

 

 

En relación al capítulo X – Transporte, al referirse al ferrocarril, “como ocurre con la marina mercante la recuperación del ferrocarril cumple ineludibles objetivos económicos, pero tiene también un alto sentido de defensa y afirmación nacional….”. El ferrocarril uniendo interior-capital, ciudad-campo, afirmando la nación y también su independencia económica, baja con él la importación de combustible y maquinarias viales para carreteras. El concepto de nación se sustenta con la cultura, a través de ella adquiere dimensión universal, paradójicamente se reconoce en el mundo en su cultura. Esta parece ser la concepción de Wilson Ferreira Aldunate, el Estado debe continuar con la política editorial, para “…que contribuyan a hacer conocer entre los uruguayos el proceso histórico nacional…”. En el punto V expresa “fomentará mediante normas proteccionistas el esfuerzo editorial y la producción nacional de películas, discos, material audiovisual. La cultura nacional deberá ser preservada y para ello reglamentará el artículo 34 de la Constitución” defender “la soberanía cultural del país”, desde la base: las escuelas y por eso se le otorgarán recursos a la Televisión Nacional y al servicio de Difusión Radio Eléctrica.

La nación, en la base identitaria del partido blanco, es más abarcativa que el Estado. La nación se constituye en un proceso de larga duración, en una raíz identitaria y tradicional del “ser blanco” y que Wilson “ha mamado” certeramente.

En el próximo artículo mostraré cómo la ideología del partido blanco, está en el corazón del programa.