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tiempos modernos

Indignante

Julio Guillot PUBLICADO el Lunes 27 de agosto, 2012
Julio Guillot

Cuando se habla de violencia contra las mujeres, inmediatamente acude a la mente la imagen del marido golpeador; pero no es ese estereotipo repugnante la única forma de violencia que se ejerce contra las mujeres. El acoso sexual en el lugar de trabajo constituye un acto de violencia psicológica; y cuando el acoso viene de parte de un superior jerárquico, la violencia adquiere una dimensión especial que genera en la víctima una particular angustia. Asimismo, lo que se conoce como “galantería ofensiva”, esto es, el piropo grosero e insultante, debe ser visto como otra forma de violencia que padecen las mujeres.

Como digo al comienzo, hay otras formas más sutiles de violencia que no son percibidas como tales y que son, por tanto, socialmente aceptadas. El fenómeno que ha dado en llamarse “la cosificación de la mujer” y que se manifiesta de mil maneras en los espectáculos frívolos, en los programas de televisión, en los concursos de belleza, en la publicidad del producto que sea, implica necesariamente la percepción de la mujer como un objeto e incluso como un bien de consumo. Y me alarma el hecho de que haya tantas jovencitas dispuestas a exhibir sus encantos con la ilusión de ser detectadas por algún empresario del espectáculo; han aceptado sin prurito alguno su condición de objeto del deseo.

Con todo, creo que lo más condenable son los hechos de violencia física protagonizados por el varón contra su pareja o ex pareja. Esa prepotencia del macho, para quien la sumisión de la mujer a sus deseos es algo tan natural y evidente como un axioma, es un componente de la mentalidad media que aún prevalece en la sociedad. Y la paradoja radica en que ese machismo, suprema condición del estereotipo del varón, es lo opuesto a la verdadera hombría, esta sí, un valor a preservar.

Si será poco hombre ese pretendido macho, que no es capaz de aceptar con dignidad y coraje que su mujer ha dejado de amarlo y no quiere vivir más con él. Si será maricón, que no soporta la realidad y se deja ganar por los celos. Si será miserable, que pretende justificar su comportamiento aduciendo un trastorno emocional.

Llore de tristeza, hombre golpeador, llore por haber sido abandonado, mire que no es cierto que los hombres no lloran. Mámese para mitigar la pena, pero no sea cobarde al punto de aprovecharse de su superioridad física.

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