historia

Desafuero de Germán: la enseñanza de la traición

La construcción histórica de la vida de un personaje, dicho en el mejor sentido de la palabra, no es cosa sencilla. Más si el personaje se murió y no tiene formas de defenderse.

En este caso me voy a referir a José Germán Araújo, quien fuera la voz pública de la resistencia uruguaya durante la dictadura y desde los micrófonos de CX30.

Es bueno que recordemos que Germán, nombre símbolo de la resistencia, fue expulsado del Parlamento con los votos de blancos y colorados por haberse manifestado, desde la banca y desde la radio, contra la ley de impunidad.

Aquello fue una vergüenza del sistema político uruguayo, solo casi comparable al golpe de Estado parlamentarista que acaba de ocurrir en Paraguay para destituir al presidente Fernando Lugo. Dicho esto sin desconocer que la tragedia guaraní es mayor que la que pasó con Germán en aquellos años en que se jugaba el destino de la democracia.

Tengo muy presente lo que fueron aquellas horas, donde la provocación por parte de blancos y colorados enardecía a la gente que se apostaba en las puertas del Palacio Legislativo, mientras que a la vez daba entrada a sectores sociales que sin conducción política rompían los autos y agredían a todo lo que les pasaba por delante.

Eso lo viví en directo, sin que nadie me lo contara. Estábamos, casi sin darnos cuenta, ante el oportunismo de sectores desclasados que aún eran minoría pero que hoy se expresan mucho más masivamente en nuestra sociedad. Por eso digo, una vez más, que el clima de agresión que se vivió en el entorno del Palacio Legislativo no fue provocado ni conducido por el Frente Amplio ni por el movimiento sindical y social.

Si traigo al presente este recuerdo de Germán es porque en este fin de semana se conoció en las redes un video de Marcelo Muñoz, un mozo de bar y de restaurante que se encuentra en Youtube, que fue un estrecho colaborador de Araújo en la lucha contra la dictadura, donde hay comentarios sobre el recientemente desaparecido José Pacella, uno de los jefes de la resistencia del PCU y de la UJC.

A la vez debo confesar, porque Germán no tiene la posibilidad de responder, que fue un gran amigo con quien no terminamos bien, donde seguramente los dos nos equivocamos. Pero también agrego que me duele que haya demócratas de los partidos tradicionales que defendieron y que defienden los derechos humanos y que no hayan sido capaces de decir “nos equivocamos”.

Duele mucho mas que esta práctica de utilizar las mayorías parlamentarias para crucificar a las mujeres y hombres públicos, sea la que hoy están utilizando los partidos tradicionales para crucificar a Danilo Astori, a Víctor Rossi y si cuadra a Tabaré Vázquez, el principal botín, por la crisis de Pluna que terminó en infarto y después en muerte sin retorno. Algo de esto, por cierto, ya ocurrió con el doctor Gonzalo Fernández, donde la izquierda no tuvo capacidad de defensa y de respuesta.

Estamos ante un momento político donde la oposición cree que le llegó la hora y utiliza todos los mecanismos mediáticos para golpear sobre los liderazgos naturales de la izquierda.

Es cierto que lo hace desprolijamente, casi de forma glotona, creyendo que es ahora o nunca el momento de lanzar su ofensiva.

Si el Frente Amplio no cierra filas, si no sale a la ofensiva mostrando sus realizaciones y sus compromisos con el futuro, el resto del sistema político va a jugar en toda la cancha y con todas sus baterías.

Esto recién empieza. El apoyo a los golpistas paraguayos fue una señal que vino de Asunción. Hay que poner las bardas en remojo y de una buena vez por todas hay que avivarse.