Sábado, 21 de Julio de 2012. Montevideo - Uruguay
Edición Impresa
Iniciar sesión Registrarse

Prostitución

“Viajé a Madrid, me prostituí para ganar dinero y nadie me engañó”

María ya no es una trabajadora sexual pero ejerció dos años en España. No fue engañada, dejó su familia y volvió cuando una de las chicas del grupo se suicidó. Hoy es empleada y vive con sus hijos.

Gustavo Trinidad PUBLICADO el Domingo 6 de mayo, 2012

El reciente operativo que dejó al descubierto una organización que llevaba mujeres uruguayas a Italia para prostituirse, volvió a traer al tapete una actividad que nunca ha cesado en el país, aunque ha vivido distintas realidades.

María hoy tiene 46 años y ya no ejerce la prostitución pero como meretriz vivió casi dos años en España cuando tenía 25 años.

María no fue engañada a Europa, aunque en aquel tiempo era muy común como lo reveló el libro de 1992, “El huevo de la serpiente” de María Urruzola.

“Yo dejé la calle y empecé a trabajar en un boliche del Centro. Ahí conocí a una persona que me propuso viajar a España y ganar cuatro veces más de lo que hacía en Montevideo”, contó María que tiene tres hijos de un mismo padre que la abandonó con los niños muy chicos.

“Al principio dudé mucho porque obviamente no podía ir con los niños pero al final fui a probar. Los gurises quedaron con mi madre y yo viajé a Madrid. No tuve problemas con el pasaporte porque soy hija de españoles eso me convenció también porque yo no quería tener otros problemas legales, no quería ir ilegalmente ni con documentos falsos, como conozco algunos casos”, contó María que empezó a ejercer la prostitución a los 21 años.

“Esta persona tenía a varias uruguayas trabajando allá y también paraguayas. Ninguna estaba engañada. Cuando llegué me esperaban dos tipos, uno español y otro uruguayo que me llevaron al piso donde viví con otras chicas y al otro día empecé a trabajar en una parada. Parada le llaman al lugar que está comprado en la calle para que nadie te pueda venir a sacar”, explicó. Como era de esperar las ganancias eran buenas. “Era la mitad para mí y la mitad para ellos, aunque tenía que dar un extra hasta que les pagara el pasaje, pero igual me servía”.

Los primeros tiempos fueron los más difíciles. “Extrañaba muchísimo, lloraba cuando me acostaba. Las otras chicas que hacía más tiempo que estaban me consolaban. Yo pensaba mucho en mi familia, en mis hijos y el día se me hacía insoportable. La noche la llevaba mejor porque trabajando no pensaba y además empecé a drogarme todas las noches. Tomaba cocaína y eso me parecía que me hacía trabajar sin pensar mucho en nada”, dice María.

Nunca tuvo problema con sus “empleadores” entre otras cosas porque “cumplía rigurosamente con lo pactado que era trabajar toda la noche desde las ocho hasta que amanecía”.

“Durante el día pasaba encerrada mirando televisión y lavándome ropa, muy pocas veces salía. No tenía ganas de nada, me levantaba de tarde, me bañaba y ya llegaba la noche otra vez”.

Pero María sabía que lo suyo era temporario. “Yo fui pensando en hacer un dinero hasta que aguantara, como hacen muchos uruguayos que fueron a trabajar allá, trabajar sexualmente es una profesión más”.

Pero María empezó a tener problemas con la droga a gastar más de lo que pensaba. “Cada día consumía un poco más para aguantar y un día una de las chicas que vivía conmigo, una paraguaya se suicidó porque se enteró que tenía sida. Tomó no sé cuántas pastillas y tuvimos algunos problemas con la policía, muchas preguntas, imaginate. Ese día decidí que iba a volver. No me hicieron problemas, supongo porque además la policía ya nos tenía registradas y no querían más problemas”.

Hoy María es empleada y vive con sus hijos. “Tengo un amigovio pero no aspiro a que vaya a más. No creo mucho en el amor, vivo más bien para mis hijos”, dice.

 

Aún no hay comentarios.

Debes estar registrado para poder realizar comentarios. Registrarse