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bonomi asistió al entierro

Cuatro policías asesinados en solo cuarenta días

Mientras hoy vuelven a juez un menor y un mayor por el asesinato del policía Soriano en Cerro Norte, el Sindicato Policial impulsa una ley que aumenta las penas a quien ataque a un uniformado, y se encuentra alerta ante estos ataques de corte mafioso.

Gustavo Trinidad PUBLICADO el Miércoles 9 de mayo, 2012

“Cerro Norte es una de las peores zonas, es la favela de Montevideo. Es muy difícil trabajar ahí, la gente no habla, nadie ve nada, nunca encontrás un testigo, se impone la ley del silencio, hay códigos como en la cárcel y por si fuera poco las bandas dominan y hay muchos que los ayudan a operar, los que se llaman ‘perros’. Todo ahí corre a favor de los delincuentes”, comentó una fuente policial consultada por LA REPÚBLICA. El silencio es asimilado entre muchos vecinos como una estrategia de supervivencia.

En ese contexto vivía el agente William Omar Soriano (52), como le ocurre a muchos otros funcionarios policiales; sobre la medianoche llegaba a su casa cuando fue interceptado por varias personas en Puerto Rico y Santa Cruz de la Sierra, corazón de Cerro Norte. Presumiblemente llegaban a amenazarlo pero el funcionario policial ante la situación “manoteó” su arma de reglamento, momento en el que recibió un disparo mortal en el abdomen. Los asesinos huyeron sin llevarse el arma ni ningún valor del policía, que trabajaba en la cocina de la Escuela Nacional de Policía.

Soriano dejó a una familia desamparada ya que era la única entrada económica de la casa. Además acompañaba a la hija de 17 años todos los días a la parada y en este sentido la familia también queda expuesta en un barrio sumamente difícil.

“Es el segundo entierro al que asisto en dos semanas y evidentemente son cosas duras”, dijo ayer el ministro de Interior, Eduardo Bonomi, en el cementerio. El dolor y la impotencia de familiares y compañeros de Soriano se hizo sentir en un pesado silencio solo cortado por los llantos de la familia. Cada compañero sabía además que podría estar ocupando su lugar.

“En los dos sepelios uno notaba la dureza no solo con los familiares, sino también con los compañeros de trabajo, porque es inexplicable que siga sucediendo esto”, comentó Bonomi.

Los policías ya llevan ocho compañeros asesinados en lo que va del año, lo que provoca el alerta de los uniformados y las autoridades ante una situación que hasta hace muy poco era impensada para Uruguay. La violencia en el accionar de los delincuentes crece en espiral año a año, pero ahora se suma el hecho de represalias de tipo mafioso como la que al parecer motivó el asesinato de Soriano.

La Unión de Sindicatos Policiales se encuentra en asamblea permanente y ayer analizó la situación. “Somos un blanco móvil y estamos muchas veces en inferioridad de condiciones por la cantidad de horas de trabajo, el estrés en un trabajo donde se expone continuamente la vida, y muchas veces hasta las armas de que se dispone”, comentó a LA REPÚBLICA, Patricia Rodríguez, dirigente del Sindicato Policial.

Entre varias medidas que se piensan para paliar esta violencia desencadenada, está la de dar impulso para el tratamiento de un proyecto de ley que penalice de forma más dura cuando se registre violencia contra un funcionario policial. “Sabemos que esto no será un parate, pero es una de las medidas que se pueden aplicar”, comentó a LA REPÚBLICA la dirigente sindical. El proyecto está siendo analizado por la Comisión de Legislación y Código de Diputados.

“Otro tema es que los policías que egresan salen a la calle con seis meses de escuela, muchas veces sin ningún tipo de experiencia real; hay que avanzar en la preparación del policía. Hacer hincapié en la profesionalización de la defensa personal y mayores instancias prácticas”, apuntó Rodríguez.

En cuanto a la discusión sobre el chaleco antibalas, Patricia aseguró que el policía, como trabajaba en la cocina de la Escuela de Policía no tenía adjudicado un chaleco antibalas. De todas formas la dirigente sindical apuntó que se ha avanzado en la calidad del armamento pero que “todavía hay cosas para mejorar”.

El comisario inspector José Luis Rondán, vocero de Jefatura, indicó que la situación que se vive obliga a que el policía “tenga que redoblar su estado de alerta”. Rondán también estimó que el móvil del crimen fue la pura saña y los códigos que le dan a un delincuente más “valía” en el submundo en el que se mueve, al matar a un uniformado.

Menor y mayor ante juez

De los 20 detenidos por el crimen, hoy volverán al Juzgado un joven de 17 años y un mayor de edad investigados por su participación en el homicidio de Soriano. El juez espera también las pericias sobre las armas incautadas que podrían ser relevantes como pruebas si se constata que de alguna de ellas partió la bala que mató al policía. El mayor también estaría vinculado al crimen del ex periodista policial César Casavieja, ultimado cuando cumplía funciones de guardia de seguridad en una rapiña ocurrida en un supermercado. Otro menor de 16 años fue internado también por el crimen de Casavieja, aunque no se ha podido comprobar aún si fue el autor de los disparos. En tanto un menor de 16 años, que estaba entre los detenidos, fue reintegrado al INAU y se trata de uno de los 13 fugados en la sonada huida masiva de Colonia Berro, según informaron fuentes policiales a LA REPÚBLICA.

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