¿Cuál es la impronta de la CAP-L frente a estas elecciones internas del Frente Amplio?
Reconocemos en cualquiera de los candidatos la calidad humana, el perfil, la capacidad, la trayectoria, la experiencia política necesaria para cubrir lo que demanda la presidencia del Frente Amplio. Por lo pronto nuestra determinación de dejar en libertad de acción a nuestros adherentes y simpatizantes va en ese sentido, que opten por absoluta libertad por aquel que siente que los representa. Nosotros como CAP, como organización política es el día después encolumnarnos detrás de la o el compañero que resulte electo presidente.
¿Cómo ve la estructura actual del Frente Amplio?
Creo que hace falta ese aire renovador, irreverente audaz que tienen los jóvenes. Realmente hoy por hoy la estructura del Frente no tiene un espacio formal que dé cabida a la representación de los jóvenes. Creo que tenemos como desafío enorme hacia delante repensar la estructura orgánica del Frente Amplio, algo que fue muy valioso, y válido en otro contexto, pero que hoy debemos aggiornar para permitir la más amplia participación a través de todos los medios posibles, flexibilizando, desburocratizando y democratizando esa estructura de funcionamiento de modo que todos sientan que hay un espacio de participación real.
Creo que crear una estructura abierta para todos es el gran desafío que tenemos como fuerza política, y en la cancha se ven los pingos. En la previa podemos todos tener un discurso articulador, amplio, inclusivo, pero después en la práctica cuando tengamos el poder que nos den los ciudadanos, las decisiones que vayan en el sentido de ser coherentes con lo que decimos en el discurso: realmente abrir la participación de los jóvenes y a todos quienes quieran participar desde los más diversos ángulos. La tecnología nos ha puesto herramientas muy fuertes en el siglo XXI y el Frente Amplio no puede estar omiso a este fenómeno.