Juan Castillo: “El Frente debe hacer una autocrítica pública”

¿Cuales serán los ejes de su campaña para intentar convencer a los frenteamplistas a que lo voten?

Tengo dos perfiles que son naturales y voy a tratar de explotarlos; uno es mi contacto directo con las bases, con lo más llano, con lo más directo, porque sin ser un dirigente nacional del Frente Amplio, no ha habido ningún momento en que haya dejado de estar en los comités de base. Lo que uno denomina las bases, que son el vínculo directo con los trabajadores. Hay una historia de 26 años de militancia en el movimiento sindical, donde hablamos el mismo idioma. Eso me permite tener una relación directa con el trabajador, que hoy necesita que alguien lo escuche y que autocríticamente digo además como frenteamplista, que esa carencia es el talón de Aquiles del Frente Amplio. Desde que es gobierno, hay un mayor peso, un desequilibrio a favor de la coalición política, del acuerdo entre dirigentes, que poner oído a las demandas de las bases y al relacionamiento con los sectores sociales todos. El segundo perfil va ligado directamente y es la urgente necesidad que en el proceso electoral, el Frente Amplio haga autocrítica pública, y que diga que nos está faltando ser el verdadero interlocutor con la demanda social, por tanto en lugar de hacer competir a las viejas estructuras de los comités de base, de las coordinadoras con las nuevas formas que tiene los jóvenes como son las redes sociales, hay que trabajar en conjunto, para dinamizar y darle aire fresco al Frente Amplio. No hay dudas, que en caso de ser electo presidente, el papel movilizador del Frente Amplio va a ser uno de mis grandes fuertes Y no sólo en el discurso demagógico de una campaña electoral, sino que lo voy hacer, porque es lo que he aprendido al estar en una de las organizaciones que más ha crecido en estos últimos 10 años.

Usted quiere darle más protagonismo al movimiento, y ese tema es cuestionado por algunos sectores del propio FA, por entender que las bases responden a los partidos y de ahí que se ponga en duda la legitimidad de las resoluciones del Plenario. ¿Si gana, cómo se parará ante esas visiones críticas respecto al movimiento?

Primero se trata de unir. Pones de ejemplo ese tema, pero también está por dónde debe pasar la política económica del gobierno, por dónde debería pasar el desarrollo de la política productiva, las relaciones internacionales, la gestión de gobierno, los temas en educación. Esto hace que primero aparezcan las diferencias en la opinión pública, antes que dar el debate en la interna orgánica.

Por eso lo primero es construir una dirección colectiva, hay una cantidad de problemas que resolver en equipo. Hay que trabajar con cabeza abierta, con muchísima amplitud. El movimiento sindical me ha enseñado a tener la cabeza abierta. El dogmatismo, el sectarismo, el tener la cabeza cerrada, el creerse el dueño de la verdad, el tener la boca mas grande que la oreja, no conduce a nada, arrastra a la organización y perjudica a la organización que decís defender.

Pero hoy en el FA priman las diferencias internas.

Son más noticia los matices y las posiciones antagónicas. Las diferencias son normales entre dirigentes, pero si sólo se trasmite eso, cansa, agota, la gente comienza a estar descreída del papel que debe tener la fuerza política. Eso hay que corregirlo. Y además de la amplitud, de discutir con cabeza abierta, hay que crear un ambiente de fraternidad. Yo he visto a compañeros míos que dicen con pesar: “Me voy al Plenario Nacional, me voy a la Mesa Política”. O si preguntás: ¿de dónde salís con esa cara demacrada? Te dicen: “del Secretariado”. Comparo esto con la vida interna del PIT-CNT y parece que hablamos de dos países distintos, porque entrás a la central y parece una guardería, llena de colorido, llena de luz, de griterío de debate, llena de juventud que ha entrado, que le ha obligado a las generaciones más grandes a pensar, a elaborar, a construir, aún sabiendo que hay diferencias, pero sabiendo que formamos parte de la identidad de esa estructura. Hoy la impresión que da el Frente Amplio no es esa.

¿Con el reconocimiento de las dificultades internas por las que atraviesa el FA y la reafirmación de sus posiciones ideológicas, siente que puede ganar en mayo?

Yo creo en los frenteamplistas. No se van a quedar con una cara. Vamos a competir, pero no voy a salir a marcar matices con mis compañeros. Nadie trabaja para perder. Se que puedo aparecer en desigualdad de condiciones. No soy senador, vengo de otras filas, pero trabajo para ganar. Quiero ser el presidente del Frente Amplio y el 28 de mayo si lo soy, voy a ir a saludar al Pepe Mujica, para decirle que puede descansar más tranquilo, que del trabajo político se ocupará el Frente Amplio que voy a dirigir.

¿No le preocupa el tema el tema del anticomunismo, porque es real incluso dentro del propio FA?

Es real. A la tonificación de anticomunista –que es normal- la asumo como la sociedad capitalista en que vivo. No le temo a cualquier campaña anticomunista, solamente la voy a consentir desde la derecha, porque si alguna pluma muy sagaz, que proviene de la misma fila que yo, se dedica a escribir otra cosa, creo que ha involucionado. Yo he crecido políticamente.

“El poder sigue en la clase dominante”

¿El FA al llegar al gobierno, se separó del movimiento social?

Muchas veces la fuerza política aparece dando lesiones. No hagas esto, no hagas eso, sale a contener acá, allá. Ese no es el papel de los sectores sociales y populares, ni debe ser el papel de una fuerza política de izquierda, contener las demandas del movimiento popular.

Apenas hemos logrado, que la mayoría de los compatriotas le den el voto para que la izquierda gobierno, pero todavía no tenemos el poder. Hay que decírselo a la gente, porque la clase dominante es la misma de siempre, porque el aparato burocrático y militar en el Estado, sigue casi intacto. Eso le pone el palo a la rueda a una gestión y eso se resuelve con más movimiento social.

Reforma agraria como freno al “latifundio”

El FA ha sido el furgón de cola del gobierno, sin tener grandes iniciativas propias. Los tiempos de la coalición han estado notoriamente atrasados respecto a las decisiones políticas del Poder Ejecutivo. ¿Cómo se revierte esa dinámica?

Considero que hubo una confusión de roles. La fortaleza del Frente debe estar basada en actuar como fuerza política por encima de todas las cosas. Hay que tratar de desprenderse, ver que para la gestión de gobierno ya están designados los mejores nombres, pero no se termina el espinal del Frente en ellos. Hay otra gente valiosísima, que puede dejarnos en la puerta de un tercer gobierno.

Caso contrario, el Frente Amplio corre riesgo. No sólo hay que apostar a que se cumpla el programa, sino a que el segundo gobierno sea mejor que el primero, porque el tercero tiene que ser mejor que el segundo. Lo digo basado en hechos reales como el caso de Chile. Es un alerta amarilla.

Yo vengo cortado con la tijera de aquellas raíces históricas del Frente Amplio, en la cual ponía sus grandes objetivos y por lo tanto lo expresaba en sus consignas: reforma agraria, nacionalización de la banca. Hoy 41 años después ¿no hay otros desafíos nuevos? Algunas cosas han cambiado, otras se mantienen con total vigencia. ¿Alguien va a discutir que un gobierno de izquierda, no tiene que echarle mano a la discusión de una reforma agraria, para que no siga el latifundio creciendo? No hay que temerle a ese debate, no se puede renunciar a un principio básico.

Hoy parece que se califica de radical o ultra izquierda, si te proclamás en cualquier ámbito de antiimperialista. Sin embargo la sociedad te ha colocado otra agenda. ¿Dónde estaba ayer en la agenda de la izquierda, la libertad para el consumo de marihuana, o la ley de aborto o el matrimonio igualitario? Lo han construido los sectores sociales y ¿cuál es la posición de la fuerza política? Esto hay que discutirlo, pero no confundirlo con una renovación ideológica, sino de reafirmación ideológica, pero con compromisos sociales y políticos nuevos.

La agenda que hay que construir del 28 de mayo en adelante, en procura de un tercer, cuarto gobierno de la izquierda, es profundizar la democracia. Supone someternos a una discusión sobre la redistribución de la riqueza. Y hay que enfrentarse a la derecha, no puede regalarle el FA, tanto espacio a los partidos políticos de la oposición, porque no dejamos de ser un partido político y porque estamos en una buena gestión de gobierno.

Hay que tener las agallas y la honestidad política para salir a enfrentar- no un modelo de país- el proyecto político de país. No quiero que mi pueblo retroceda siete años para atrás Para eso me postulo a la presidencia del Frente Amplio.