Jueces y policías: mejor clima

Van Rompaey realizó ayer, durante la ceremonia de asunción del ministro Daniel Gutiérrez, un breve discurso de “despedida” de la actividad judicial, en el cual se pronunció, en forma tajante, sobre los temas más intrincados del Poder Judicial durante los últimos meses.

El jerarca, que pasará a retiro el 19 de febrero, al cumplir diez años en el máximo órgano del Poder Judicial, destacó que en 2011 existió un “nuevo perfilamiento” y una “histórica recomposición” de relaciones entre el Poder Judicial y el Ministerio del Interior.

La nueva coyuntura implicó abordar “los temas específicos de represión al delito en un clima nuevo”, en “colaboración recíproca y respeto mutuo”, lo cual tuvo su punto cúlmine en la decisión de la secretaría de Estado de aplicar la orden de servicio Nº 8, por la cual se consagra a la Policía como “auxiliar de la Justicia”.

La decisión “pone las cosas en su lugar” y no menoscaba la labor policial sino que la dignifica. “Estamos en una etapa donde se han optimizado las acciones sobre esa base y el estricto cumplimiento de nuestros cometidos constitucionales”, valoró.

Asimismo, el jerarca consideró como “un duro golpe” el procesamiento de la jueza Anabella Damasco. “Es la excepción que confirma la regla de la gran honestidad de la Justicia uruguaya, pero el impacto fue duro y el dolor y la angustia perviven”, dijo.

Van Rompaey destacó, empero, la reacción “inmediata y enérgica” del Poder Judicial. “Jamás se pensó que algo así pudiera suceder” y “somos los más interesados en erradicar estas prácticas”, por lo cual la Corte analiza la implementación de controles “que antes eran inimaginables”, afirmó.

Además el jerarca manifestó su “satisfacción” con la actuación de la jueza Mary Campiglia en el caso del litigio de adopción de la niña Mía, ante el “improcedente proceso de amparo” presentado por la familia sustituta de la menor. Van Rompaey cuestionó la alta exposición mediática de un caso que debió resolverse en forma reservada para “preservar” el bien superior del derecho de la niña. Sin embargo, pese a la desnaturalización del caso y las presiones a las cuales fue sometida, la jueza logró con su fallo poner “las cosas en su lugar” y crear “credibilidad” en el sistema.

Por último, Van Rompaey consideró “caótica” la actual situación de la Justicia Laboral, tras los miles de acciones de inconstitucionalidad contra la Ley de Abreviación de los Procesos Laborales (para lo cual deberían crearse nuevas sedes de Instancia Única) y la ausencia de “una respuesta adecuada” de la sociedad para atender los casos de violencia doméstica.

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